MI VOZ ESCRITA, Por Jorge Herrera
A decir verdad, parece que hasta a Su Excelencia Reverendísima Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez el presidente reeleccionista, licenciado Danilo Medina Sánchez, ha puesto a la defensiva. ¡Quién lo diría!.
No es que sea un record, en tanto otros gobernantes se han hecho pupú en la boca de la iglesia que edificara Pedro, pero sí un tremendo y excelente promedio. Sin embargo, a mí no me ha sorprendido la actitud del mandatario, pues en varias oportunidades he denunciado en mis escritos su condición de enemigo jurado de la fe católica.
Lo que no logro entender es porqué el inefable Nicolás la emprende contra quien sólo es instrumento de la soterrada perversidad de un Danilo que forzosamente nada contra la corriente.
El Cardenal tiene que estar consciente de que el equipo de asesores en mercadología electoral que está utilizando el sujeto aludido, no vino al país a escuchar sermones ni a rezar.
Ellos, con el Presidente a la cabeza de los peledeístas tienen la misión de concretar la venganza que contra el clero lucubró y ordenó ejecutar Juan Bosch a sus fanáticos y despersonalizados seguidores por la destacada participación que tuvieron en el golpe de Estado de setiembre de 1963.
¿Es que acaso el príncipe de la iglesia vaticana no se ha dado cuenta de que la alocución del pastor Ezequiel Molina en la campaña evangélica denominada “Batalla de la Fe”, fue una farsa pantomímica por demás descarada que patrocinó la perversidad de Danilo para venderse como tolerante y honesto?.
La barrabasada con que se despachó ese domingo evidencia el propósito, y lo desnuda como lo que es: un farsante de la peor ralea. Lo que ha hecho ese equipo mefistofélico es repetir con escasa diferencia, el espectáculo finalmente ridículo y descalificador que con Quirino se prestara a montar un pobre diablo con deseos de trascender…